La crisis política que vive Campeche sacó a la luz pública nacional el insultante caso de Marcela Muñoz Martínez, comadre y cómplice de la gobernadora de Morena Layda Sansores Sanromán, quien la impuso como su secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, cargo que aprovechó para designar a sus hijos en múltiples puestos administrativos en la nómina campechana, a pesar de carecer de la experiencia necesaria para dichos cargos. Esta práctica, bajo la sombra del nepotismo, plantea serias dudas sobre la integridad y transparencia de la institución.
La austeridad franciscana proclamada por el presidente Andrés Manuel López Obrador naufraga en las aguas del dispendio de Muñoz Martinez. Sus fiestas en yate sobre las translúcidas aguas de los Petenes y las bahías de Campeche, la champaña que desborda sus copas, las costosas prendas que les concede la ostentación del poder, el placer de la vida sin dificultades, ha traspasado los límites de la intimidad y ha llegado a las redes sociales.
La crisis policíaca que estalló el sábado sacó a flote los privilegios de un grupo de capitalinos que la morenista Layda Sansores Sanromán llevó como funcionarios a su gobierno. La denuncia se centra, principalmente, en funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Campeche y de ayuntamientos donde también gobierna Morena como Ciudad de Del Carmen.
Los campechanos iniciaron una serie de movilizaciones, causadas por los “chilangos” impuestos en la alta nómina campechana: “Ellos son los vividores de la CDMX que vinieron a saquear Campeche. Y amparados por la secretaria de Seguridad, se sientan los dueños del estado. Stefan Solís, (secretario) particular de Marcela Muñoz. A él lo trajeron para manejar los dineros estatales y federales”.
Entre los casos más destacados se encuentra Stefan Solís, conocido como el particular de Marcela Muñoz, quien ha sido señalado por ocupar un cargo relacionado con la gestión de fondos estatales y federales, generando preocupaciones sobre la gestión financiera de la SSP.
Además, el hijo de Marcela, Arturo Bravo, ocupa el cargo de vicefiscal del estado, lo que evidencia una influencia nepotista en la administración de justicia en Campeche.
El nepotismo se extiende a otros miembros de la familia, como Samanta Bravo, quien carece de experiencia pero ocupa el puesto de jefa de seguridad, vialidad y tránsito en Ciudad del Carmen. Incluso se ha difundido un video en el que Sabrina Bravo, otra hija de Marcela Muñoz, celebra con champaña, causando indignación entre la población.
A esto se suma el caso de Gabriela Novelo, novia del secretario de comunicación social de la SSP Campeche, lo que sugiere una red de influencias y privilegios que operan fuera de los principios de igualdad de oportunidades y mérito.
Mientras tanto, los ciudadanos de Campeche sufren las consecuencias de la corrupción y la falta de transparencia, mientras estos beneficiarios del nepotismo disfrutan a expensas de los impuestos, lo que refleja una falta de ética y compromiso con el servicio público.
Esta situación debe servir de alerta para los ciudadanos de Yucatán, quienes deben considerar estos casos como un ejemplo claro de lo que podría suceder si permiten que el nepotismo y la corrupción continúen en el gobierno. Es un llamado a reflexionar sobre la importancia de elegir líderes comprometidos con la honestidad y la justicia, y a rechazar cualquier forma de abuso de poder en las próximas elecciones.